miércoles, 16 de mayo de 2012

ENCUENTRO DE ORACIÓN CON SOR ISABEL DE LA TRINIDAD





 MONICION DE ENTRADA:
Isabel de la Trinidad, una mujer…

Que adquirió de a poco la conciencia  y experiencia de un Dios vivo en ella, hasta llegar a una percepción muy clara de la presencia Trinitaria dentro de sí.

Que se deja moldear por completo como imagen y semejanza de Dios, en la experiencia palpable de un Amor que inunda todo su ser.

Apasionada y apasionante que desde su día a día fue transformando su vida en una entrega total en una inmovilidad en los Tres.

De adoración continua, que invita con un corazón ardiente a la entrega al Dios uno y trino que habita en cada uno de nosotros y que sólo busca ser escuchado en todo su esplendor.

Que se despierta en el Amor, se mueve en el Amor, y se duerme en el Amor, con su alma en el alma de Dios, con su corazón en el corazón de El y con sus ojos en los de Quien la habita.


HIMNO: Elevación a la Ssma Trinidad (CD “Brisa”- Carmelitas Misioneras de Latinoamérica)

OH  MI DIOS TRINIDAD A QUIEN ADORO
AYUDADME A OLVIDARME DE MÍ
OH MIS TRES SOLEDAD INFINITA
SUMERGÍOS VOS EN
MI CORAZÓN,

TRANQUILO, INMUTABLE, COMO EN LA ETERNIDAD
QUE,  NADA SEA CAPAZ
DE TURBAR MI PAZ.

OH JESÚS MI AMOR
CRUCIFICADO
YO QUISIERA SER DIGNA  DE VOS.
CUBRIROS DE GLORIA, MI AMADO HASTA MORIR DE AMOR

TRANQUILO, INMUTABLE COMO EN LA ETERNIDAD,
QUE NADA SEA CAPAZ
DE TURBAR MI PAZ,
DE TURBAR MI PAZ

Antífona 1: Si Él está siempre conmigo la oración, el diálogo cordial no debe acabarse jamás.

SALMO 24
A ti, Señor elevo mi alma,
Dios mío, yo pongo en ti mi confianza;

Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, por que tu eres mi Dios y mi Salvador
Y yo espero en ti todo el día.

Acuérdate Señor de tu compasión
y de tu amor,  por que son eternos.

El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
Y enseña su camino a los pobres.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad
Para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen y les hace
conocer su alianza.


Antífona 2: Una alabanza de gloria, es un ser que vive permanentemente en acción de gracias, en un anhelo apasionado por la gloria de su Dios.

Una alabanza de gloria es un alma que mora en Dios y que le ama con amor puro y desinteresado, sin buscarse a sí misma en las dulzuras de ese amor; que le ama independientemente de todos sus dones y aunque no hubiese recibido nada de Él; y que desea el bien al Objeto así amado.
Pero ¿Cómo desear de verdad, el bien, a Dios si no es cumpliendo su voluntad, dado que esa voluntad todo lo ordena para su mayor gloria?
Por tanto, ese alma debe entregarse totalmente, locamente, a hacer la voluntad, hasta el punto de no querer sino lo que quiere Dios.

Una alabanza de gloria es un alma silenciosa que está como una lira, dócil al toque misterioso del Espíritu Santo, para que arranque de ellas armonías divinas.

Esta alma sabe que el sufrimiento es una cuerda que produce sonidos aún mucho más melodiosos; por eso quiere tenerla como instrumento para conmover más deliciosamente el corazón de su Dios.

Una alabanza de gloria es un alma que fija en Dios su mirada con fe y simplicidad. Es un instrumento que refleja todo lo que Dios es.
Es como un abismo sin fondo donde Dios puede meterse y expansionarse.

Es también como un cristal en el que Dios puede irradiar y contemplar todas sus perfecciones y su propio resplandor. Un alma que permite al Ser divino saciar así en ella su necesidad de comunicar todo lo que Él es y todo lo que Él tiene, es en realidad la alabanza de gloria de todos sus dones.

Una alabanza de gloria es, finalmente, alguien que vive en continua acción de gracias. Todos sus actos y sentimientos, todos sus pensamientos y aspiraciones, a la vez que van hundiendo cada vez más profundamente sus raíces en el amor.

Seamos en el cielo de nuestra alma, alabanzas de gloria a la Santísima Trinidad y alabanzas de amor a nuestra Madre Inmaculada.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo ...


SALMO 62
 Señor tu eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne, como tierra sedienta, reseca y sin agua.

Sí, yo te contemplaré en el santuario
Para ver tu poder y tu gloria.
Por que tu amor vale más que la vida,
Mis labios te alabarán.
Así te bendeciré mientras viva
Y alzaré mis manos en tu Nombre.

Mi alma quedará saciada
Como un manjar delicioso,
Y mi boca te alabará
Con júbilo en los labios.

Mientras me acuerdo de Ti en mi lecho,
y en las horas de la noche medito en Ti,
veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de  tus alas.
Mi alma está unida a Ti, 
tu mano me sostiene.


ESCUCHEMOS LA PALABRA DEL SEÑOR:
(Lc. 3, 21- 22)

Todo el pueblo se hacia bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del Cielo: “Tu eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”.

O bien :

 (Gál. 4, 4-7)
Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo ¡Abba!,  es decir ¡Padre!

ESCUCHEMOS A SOR ISABEL DE LA TRINIDAD
Tomado de “Diario Espiritual”, (Pág. 103 Obras Completas.)

“Maestro divino, que mi alma sea una oración continua. Que nada, nada pueda distraerme de Ti; ni mis ocupaciones, ni mis alegrías, ni mis sufrimientos. Que obre siempre bajo tu mirada. Señor, toma posesión de todo mi ser”.



PRECES
 Alabemos con júbilo al Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y glorifiquémoslo, diciendo:

¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

- Padre Santo, ya que nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene,
danos tu Espíritu, para que venga en ayuda de nuestra debilidad, y que Él mismo interceda por nosotros.

- Hijo Único de Dios, que pediste al Padre, para tu Iglesia el Espíritu de la verdad, haz que este Defensor esté siempre con nosotros.

- Ven, Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, y derrama en
nosotros tus frutos: caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y
castidad.

- Señor Jesús, que nos enviaste desde el Padre al Paráclito para que diera testimonio de Ti, haz que también nosotros demos testimonio de Ti ante los hombres.

(En un momento de silencio, cada uno realiza un compromiso)
      

Oración final:
Hoy nos consagramos a Ti, Dios trinitario, Padre, Hijo y Espíritu Santo, para que introduzcas nuestro corazón en la profundidad de tu Misterio, como los has hecho con Sor Isabel,  así de esta manera,  haz que podamos imitarte con nuestros hermanos en la comunión de amor y te tengamos como Centro de nuestra vida. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.


(Compromiso: Cada uno piense en qué momentos de nuestra vida podemos lograr mayor comunión con nuestros hermanos, con nuestra familia, en nuestro hogar o comunidad, a imagen de la Trinidad. )