Francisco se dejó conducir por la figura de María, la Madre de Dios, quien acompañó su caminar, sus silencios y sus profundos encuentros con su Amada. Enamorado de ella, descubre su verdadero amor a la Iglesia , entregado a ella experimenta su cuidado y fecundar su obra para la gloria Dios.
Palabras de Francisco:
“Al amor de María, debe el mundo su salvación. Nos vio perdidos, buscó un Salvador y lo encontró y nos lo ofreció sacrificado en el ara de la cruz; y en éste sacrificio ella quiso ser con su Hijo nuestra corredentora. Por este amor mereció el título de Madre común de todo viviente…en la oración ofrécete a nuestra señora, ponte bajo su protección y fíate de ella. Fiemos de Dios y de su Madre todas nuestras cosas y no seremos burlados. (Fl. Ctas).
Intenciones: espontáneas, respondiendo:
“Escúchanos Madre que confiamos en ti.”
Rezamos un Padre nuestro; Ave María; Gloria.
Finalizamos: Oración a nuestro P. Fundador.
Cantamos a María. (A elección)