sábado, 30 de octubre de 2010

NOVENA FRANCISCO PALAU Y QUER

Primer día

Tema: Francisco, un buscador incansable.


Intención del día: Pidamos al Señor que a ejemplo de Francisco, no nos cansemos nunca de buscar su voluntad. Como él lo hizo: con perseverancia, paciencia y sin precipitarse.
Imitemos también las disposiciones interiores y exteriores que le permitieron y ayudaron a buscar la voluntad de Dios: la soledad, el silencio y el desprendimiento de todo aquello que nos aparte de Jesús (Cta. 39)
Presentemos al Señor, por medio de él todas las necesidades de la Iglesia, su amada; en especial, todos los “buscadores”: los que buscan la justica y la paz, los que buscan la verdad, los que buscan el sentido a sus vidas…

Iluminación Bíblica:

“Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos y lo seguiré hasta el final. Enséñame a cumplir tu voluntad y a observarla de todo corazón. Encamíname por la senda de tus mandatos porque en ella me deleito. Inclina mi corazón a tus preceptos”... (Sal. 119, 33-36)

 Meditación:

“Separado del mundo, retirado en el convento, pregunté por la cosa amada, la busqué. Y ¡quién tal cosa pensara! ¡La buscaba en las austeridades de la vida religiosa, en el ayuno, en el silencio, en la pobreza; la busqué y la encontré…! ¡Vi a mi amada y me uní con ella en fe, en esperanza y amor! Su presencia satisfizo mi pasión y con ella yo era feliz, su belleza me bastaba. Dios y el prójimo, o sea, la Iglesia católica se me apareció tan bella como una divinidad… Con ella encontré mi dicha y mi felicidad; yo era feliz”. (MR I, 3)

Silencio, reflexión personal.

Oración final:
Oración del Centenario

Virgen María, Madre del Carmelo,
queremos agradecer tu compañía
y protección maternal a lo largo
de toda nuestra historia.
Nos viste crecer como familia:
danos un corazón agradecido
por todo lo que Dios nos regala.
Danos un corazón orante
para cultivar nuestra vida interior.
Danos un corazón fraterno
para aceptarnos como somos y
amarnos como Jesús nos ama.
Danos un corazón misionero
para comunicar con nuestras
vidas la alegría del evangelio.
Danos manos abiertas para
ayudar y fortalecer a los demás.
Que nuestra vida sea un canto
de esperanza, para que juntas
entonemos un himno de alegría
por estos cien años de siembra
generosa en esta tierra.