Objetivo: Que los
jóvenes logren interiorizar y reflexionar acerca de su experiencia de fe,
penetrar y avanzar en el regalo de la fe que el Señor les concede y descubrirla
como encuentro y vida.
Tiempo: 15 a 18
hs
Materiales:
• Biblia
• Música
instrumental
• Fotocopia
• Imagen de
Jesucristo
• Tarjeta
con frase de la cita bíblica de 1Jn 4,10
• Velas
pequeñas con el mensaje escrito “creo en vos”
Espacios: Se
sugiere que se realice en un lugar diferente para cada uno de los momentos,
estos podrían ser:
1. Sala
2. Patio
3. Capilla
1er
Momento: (Preparar la sala con la imagen de
Jesús y colocar música instrumental)
Duración: 30 min.
• Oración
guiada: Se invita a contemplar a Jesús en la imagen mientras se escuchan la
lectura para la reflexión.
Mi Fe es haberme encontrado con Jesucristo
“Sólo cuando
encontramos en Cristo al Dios vivo, conocemos lo que es la vida. No somos el
producto casual y sin sentido de la evolución. Cada uno de nosotros es el fruto
de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno es amado,
cada uno es necesario. Nada hay más hermoso que haber sido alcanzados,
sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y
comunicar a los otros la amistad con él”.
Este pensamiento pasa a su primera encíclica (Deus caritas
est, 25 dic. 2005), en las primeras líneas de la misma:
“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una
gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da
un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.
“Yo le encuentro a Él, porque Él ha salido a mi encuentro y
me ha encontrado.”
El encuentro enamorado es una relación recíproca, de tal
forma que si fallara uno de los términos el encuentro enamorado no existía.
Este fenómeno precedente es el más determinante. Si no
existiera, no se daría el encuentro; o lo que llamamos encuentro no sería un
encuentro del Todo y para todo y para siempre.
¿Me siento amad@, querid@ y necesari@ para El?
¿Descubro a este Jesús que me sale al encuentro?
¿A qué horizonte orienta mi vida?
• Lectura
bíblica de 1Jn 4,10 Silencio
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de
propiciación por nuestros pecados” (1Jn 4,10).
2do
Momento:
• Se
entrega a cada joven el testimonio y se los invita salir al patio
y buscar un lugar en el que se sienta cómodo para la reflexión personal.
Duración: 30 min.
SOY RESPONSABLE DE
MI FE
Durante la segunda
Guerra Mundial, como cadete de un colegio militar húngaro, fui enviado a
Alemania. El pequeño grupo húngaro, siguió con la costumbre nacional de ir, en
formación, todos los domingos a Misa. Nos sentábamos en los bancos. Por supuesto nadie iba a
comulgar. Con todo, yo antes solía comulgar, pero era muy comprometedor con las
botas ruidosas y delante de los compañeros que hubieran podido burlarse de uno.
Para comulgar, primero había que ir a confesarse, volver al banco y luego salir
otra vez para comulgar. Pasaron varias semanas sin que yo comulgara.
Un día me pregunté
por qué no lo hacía. Me di cuenta, en seguida, de que la comunión dependía de
mi fe en Jesucristo. Me pregunté si creía en Él y tomé conciencia de que hasta
entonces había creído, pero lo hacía porque mis padres me habían enseñado a
creer y, por consiguiente, a comulgar.
Tenía 18 años
cumplidos y no sabía si mis padres vivían o si los iba a encontrar algún día de
nuevo. Su influjo sobre mí, su alabanza o reprobación, había desaparecido
porque ni sabía si estaban con vida. Entonces me pregunté si yo por mi cuenta
quería creer en Jesucristo o no. Pasaron varias semanas y yo trataba de sentir
si Jesucristo era un cuento o una realidad.
Mi elaboración se
acentuaba durante estas Misas obligadas, con compañeros buenos a mi lado, pero
ellos mismos tenían una fe muy relativa. Al cabo de tres o cuatro semanas, tomé
la decisión de creer en Jesucristo. Era una opción existencial. La razón era porque
me parecía que valía la pena creer en él y lo que yo había aprendido de la vida
de Jesús y lo que yo sentía de la vida misma me daban bastante fundamento para
tomar esa elección. Tomé la decisión y desde entonces me levantaba en la Misa,
iba a confesarme, volvía al banco y de nuevo me levantaba para ir a comulgar.
No me importaba si algún compañero me fuera a hacer una observación. Me hubiera
dolido pero no iba a cambiar mi comportamiento, porque me sentía seguro de mi
decisión. La fe era mía. Este acontecimiento lo evoco como el comienzo de mi fe
responsable y autónoma en Jesucristo.
Analicemos el testimonio con las siguientes preguntas:
1. ¿Cómo era su fe antes y cómo fue después?
2. ¿Qué le implicó a este joven tomar la decisión de creer en Cristo?
3. ¿Qué aplicación en mi vida puedo darle a la experiencia de este
joven?
3er Momento: (Se sugiere que la
capilla esté ambientada y que al ingresar los jóvenes ya esté expuesto el
Santísimo con música instrumental)
• Adoración
Eucarística: Encuentro vivo y real con
Aquel en quien creemos.
Canto de adoración : “Entraré” (Jesed)
La fe es necesaria para comprender y acoger interiormente
la novedad de Cristo Jesús.
El seguimiento a Jesús es inherente a la fe. Creer es
seguir, es asumir el estilo de vida, la praxis social y religiosa de Jesús con
todas sus consecuencias.
¿En quién creemos?
• Yo soy el Pan de vida. Jn 6, 35
• Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Jn 14, 6
• … soy sencillo y humilde de corazón.
Mt 11, 29
Canto: Yo creo en
las promesas de Dios (Daniel Poli)
• ¿Creo, como experiencia vital, en el
Cristo del Evangelio?
• ¿Qué estoy dispuesta a dejar para
creer y seguir más radicalmente al Señor?
Signo: Tomamos la vela con el lema “Creo en vos”, la encendemos con la vela que
ilumina a Jesús Eucaristía y la
colocamos en frente. Como respuesta a este Jesús que nos sale al encuentro.
Reserva del Santísimo:
• Canto de
adoración: Te adoraré
Compartir Fraterno: (Tiempo para compartir sobre la
experiencia vivida mientras se les ofrece una rica merienda)
Duración: 30 min.