Actualmente
el Escapulario de la Virgen
del Carmen es un signo aprobado por la Iglesia y propuesto por la Orden Carmelitana
como manifestación del amor de María por nosotros y como expresión de confianza
filial por parte nuestra en Ella, cuya vida queremos imitar.
El escapulario es
un símbolo de Consagración a la Santísima Virgen María, y de la protección de la Madre de Dios a sus devotos.
La
palabra "escapulario" indica un vestido superpuesto, que llevaban los
monjes durante el trabajo manual. Con el tiempo se le fue dando un sentido
simbólico: el de llevar la cruz de cada día, como discípulos y seguidores de
Jesús. En algunas Órdenes religiosas, como en el Carmelo, el Escapulario se convirtió
también en signo de su manera de ser y de vivir. Se transformó en un signo
mariano.
Nos
lo dio La Santísima Virgen.
Se lo entregó al General de la
Orden del Carmen; San Simón Stock, según la tradición, el 16
de julio de 1251, con estas palabras: «Toma este hábito, el que muera con él no
padecerá el fuego eterno». El que recibe el Escapulario es
admitido en la familia de la
Madre de Dios y de la Orden Carmelitana.
El valor y el sentido del Escapulario
El Escapulario
ahonda sus raíces en la larga historia de la Orden , donde representa el compromiso de
seguir a Cristo como María, modelo perfecto de
todos los discípulos de Cristo. Este compromiso tiene su origen lógico en el
bautismo que nos transforma en hijos de Dios.
El Escapulario
introduce en la fraternidad del Carmelo, es decir en una gran comunidad de
religiosos y religiosas que, nacidos en Tierra Santa, están presentes en la Iglesia desde hace más de
ocho siglos.
·
Compromete a vivir el ideal de
esta familia religiosa, que es la amistad íntima con Dios a través de la
oración
·
Pone delante el ejemplo de los
santos y santas del Carmelo con quienes se establece una relación familiar de
hermanos y hermanas.
·
Expresa la fe en el encuentro con
Dios en la vida eterna por la intercesión de María y su protección.
El Escapulario. Un signo Mariano
Uno de los signos
de la tradición de la Iglesia ,
desde hace siete siglos, es el Escapulario de la Virgen del Carmen.
El Escapulario pasó
a simbolizar la dedicación especial de los carmelitas a María, la Madre del Señor, y a
expresar la confianza en su protección maternal; el deseo de imitar su vida de
entrega a Cristo y a los demás. Se transformó en un signo mariano.
Que representa el compromiso de seguir a Jesús
como María:
- Abiertos a Dios y a su voluntad.
- Guiados por la fe, la esperanza y el amor.
- Cercanos a las necesidades de los demás.
- Orando en todo momento y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias.
Compromiso
Vida mariana. Es
decir, vivir en obsequio de Jesucristo y de su Madre. Nuestra vida ha de estar
informada por la luz y el amor de María, unido estrechamente al de Cristo. El
fruto del Escapulario consistirá en que quien lo lleve se esfuerce eficazmente
en la imitación de las virtudes de la Santísima Virgen.
Representa la participación en el carisma de la Orden del Carmen, siendo
señal como de un contrato entre la
Virgen y nosotros, por el cual Ella nos protege y nosotros le
estamos consagrados.
Éste será el ideal…
“Que MI ESCAPULARIO
me acompañe siempre. Que en él vea siempre a mi Madre Celestial. Que al besarlo
lo haga con amor de hijo y como promesa de amarle más y servirle mejor. Que su
recuerdo y su presencia en mi pecho me anime a serle más fiel a su Hijo y a
Ella. Que en él vea grabadas todas las virtudes de mi celeste Madre y trate de
vivirlas. Que su constante presencia sobre mi corazón me ayude a evitar el
pecado y a practicar la virtud. Que su recuerdo nunca permita que me olvide de
Ella y así puedo estar seguro que Ella no me abandonará”.