Ambientación:
Se puede preparar el lugar en el que se realizará la celebración con:
un mapa de los cinco continentes,
* cirio encendido,
* música instrumental,,
* hacer con cartulinas de distintos colores corazones para escribir en ellos.
* se pueden recortar letras y armar frases de Teresita como:
- “Vivir de amor”
- “Amar es darlo todo, darse incluso a si mismo”.
- “El amor solo con amor se paga”.
- “Sin el amor las obras son nada”.
- “Nada retengo en mis manos. todo lo que tengo, todo lo que gano es para la iglesia y para las almas”.
Objetivo: ver a Teresita como modelo de misionera. Descubrir la centralidad del amor de Jesús en la vida del misionero que lo impulsa a dar testimonio de Cristo y amar a los demás entregando su vida al servicio del Reino.
Inicio:
Escuchamos el poema “Vivir de amor” (Cantado por las madres carmelitas de Mar del Plata)
Se entrega en una hoja a cada misionero la letra para seguirla e ir haciendo resonancia de aquello que más le impacta del poema. Se deja un espacio de interiorización, luego se lee en voz alta.
Vivir de amor
Vivir de amor es darse sin medida
sin reclamar salario aquí en la tierra.
yo me doy sin cuenta bien segura
de que en amor, el cálculo no entra.
Lo he dado todo al Corazón Divino
que reboza ternura;
nada me queda ya, corro ligera,
ya mi única riqueza es y por siempre será:
“Vivir de amor”.
Vivir de amor, oh, qué locura extraña,
me dice el mundo; cese ya tu canto.
No pierdas tus perfumes, no derroches tu vida,
aprende a utilizarlos con ganancia.
Jesús, amarte es pérdida fecunda.
Tuyos son mis perfumes para siempre.
Al salir de este mundo cantar quiero:
“Muero de amor”.
Morir de amor, dulcísimo martirio, y es el martirio que sufrir quisiera.
Éste será mi cielo y mi destino:
“Vivir de amor!”.
Motivación:
Vivir de amor acrecienta en nosotros el ardor misionero, el celo apostólico porque sabemos que el amor nunca esta ocioso. La presencia del Espíritu en nuestra vida nos impulsa, nos envía, nos hace testigos del amor que Dios nos manifestó enviando a Jesús.
-Escuchemos a Teresita:
Capítulo IX del la autobiografía “Historia de un alma”:
“A pesar de mi pequeñez, quisiera iluminar a las almas... tener la vocación de apóstol... quisiera recorrer la tierra, predicar tu nombre, y plantar sobre el suelo infiel tu cruz gloriosa. Pero ¡oh, Amado mío!, una sola misión no me bastaría. Desearía anunciar al mismo tiempo el Evangelio en las cinco partes del mundo, y hasta en las islas más remotas... Quisiera ser misionero, no sólo durante algunos años, sino haberlo sido desde la creación del mundo y seguir siéndolo hasta la consumación de los siglos... La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que si la Iglesia tenía un cuerpo compuesto de diferentes miembros, no le faltaría el más necesario, el más noble de todos. Comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que este corazón estaba ardiendo de amor... Entonces en el exceso de mi alegría delirante, exclamé: ¡oh Jesús, amor mío, por fin he hallado mi vocación, ¡mi vocación es el amor! ¡Sí, he hallado mi puesto en la Iglesia,... en el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor!”
Cuando descubrimos el Amor como el sentido de nuestra vida, cuando en Cristo que nos amó y se entregó por nosotros encontramos el fundamento de nuestra existencia sus palabras se transforman en un imperativo, en expresión del amor que hemos recibido y que nos conduce a anunciarlo, a querer que otros conozcan y vivan de este Amor y así resuena en el corazón misionero: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28, 19)
Oraciones:
Ahora oramos confiados en la Bondad del Padre y por intercesión de Teresita le pedimos acreciente en nosotros el amor que se traduce en ardor misionero para servir a su Iglesia.
A cada intención respondemos:
-Espíritu de Amor haznos apasionar por tu Reino.
-Te pedimos Señor, que como Teresita pasemos nuestro Cielo haciendo el bien sobre la tierra, viviendo las actitudes de Jesús que es compasivo, solidario y misericordioso.
-Te pedimos Señor que como Teresita seamos Ofrenda de Amor, dejando a un lado nuestros egoísmos, intereses personales, comodidades, para estar atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren la pobreza, la enfermedad, el hambre, la soledad, el sin sentido, las guerras, el odio.
-Danos Señor un corazón de niños como el de Teresita para que confiemos siempre con sencillez en tu amor de Padre y busquemos vivir de acuerdo a tu voluntad.
-Que al igual que en Teresita, la confianza y el abandono en la voluntad del Padre, acreciente en nuestra vida la fe, esperanza y amor para ser misioneros que transmitan una profunda experiencia de Dios.
-Que la alegría de la presencia de Jesús en nuestra vida nos haga testigos de Esperanza en un mundo desalentado por las divisiones, conflictos, violencias.
Compromiso Misionero:
(Se entregan los corazones que simbolizan la diversidad de dones que el Señor derrama en su Iglesia y la centralidad del amor de Jesús en nuestra vocación misionera que nos impulsa a anunciarlo)
El Señor nos regaló a cada uno diferentes dones con los que enriquecemos la vida de los demás al ponerlos al servicio de su Reino. Como Misioneros queremos dar a conocer a Jesús para que otros crean en Él y vivan de su Amor.
¿Cuál es el don que he de continuar cultivando en mi vida misionera para dar a conocer a Cristo? ¿En qué actitud concreta voy a vivirlo?
(Lo escribimos en cada corazón)
Colocamos los corazones en el mapa con los continentes descubriendo la riqueza de la vida misionera que quiere hacer presente a Jesús en todas partes del mundo.
Rezamos juntos la oración que Jesús nos enseñó pidiéndole que fortalezca nuestro ardor misionero.
Padre Nuestro...
Damos gracias a Dios por lo compartido, por conocer la experiencia de esta Santa que vivió el Evangelio y dedicó su vida en ofrenda de amor a Jesús y a los hermanos. Que esto nos ayude para que con nuestro testimonio demos a conocer a los demás a Jesús confiando en la fuerza de su Espíritu que nos envía a llevar esta Buena Noticia a nuestros hermanos.
Le pedimos a María, mujer de fe, anunciadora de Cristo nos acompañe en nuestro caminar misionero.
Cantamos: Más allá de las fronteras.