martes, 2 de agosto de 2016

Triduo preparando la fiesta de Edith Stein

                               Camino de fe e interioridad: "Una propuesta para todos…"
   



Día 1: “La oración como búsqueda”

Frases para la ambientación:
-      “Conocerán la Verdad y la Verdad los hará libres” Jn 8,32
-      “Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la Verdad completa” Jn 16,13


Lector 1: Empezamos a prepararnos para la Fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein. Queremos recorrer como ella, y con ella, el camino de búsqueda que la llevó desde el no creer, al haber perdido la fe familiar, hasta la configuración plena con Cristo. Su amor al Crucificado le permitió entregar su propia vida por amor  al Señor y a su pueblo, y para actualizar la obra redentora del Señor, por la santificación y perfección de la Orden, en expiación por la incredulidad del pueblo judío y “para que el Señor sea acogido por los suyos y venga su Reino en la gloria, por la salvación de Alemania y paz en el mundo…” (Edit Stein. Testamento, Obras Completas, V, 516) Ese camino de transformación que recorrió Edith, no fue fácil, ni rápido, pero una vez que se encontró con Cristo fue un camino seguro, de pasos firmes, en el que abierta a la gracia y desde su más honda libertad, dejó actuar al Señor, que la guio y la llevó a encontrar la Verdad que tanto anhelaba. Ese camino, no es para unos pocos místicos, sino para todas las personas de buena voluntad que quieran encontrar la Verdad, y dejarse encontrar por ella.


Cantamos: ¿Quién eres Tu? (CD Felices Ustedes, Carmelitas Descalzas Mar del Plata)
(L: Edith Stein- M: Hna Ely)

¿Quién eres tú, Luz que me inunda
Y la oscuridad de mi alma alumbra?


Me conduces con mano materna
Y si me dejaras, no sabría andar.

Más cercano a mí que yo misma
Y más íntimo que mi intimidad.

Me has despertado a nueva vida,
Y nueva vida me das día tras día.

Tú eres rayo que irrumpe en el alma
Y penetras en lo oculto de sus llagas.

Eres tú el maestro que construyes
Y sostienes y sostienes tu obra en el mundo.

Dulce canto de amor que siempre suena,
Y reúnes los sonidos de los seres.

Armonía donde uno encuentra
El sentido secreto de su ser.


Lector 2: En este primer día, nos sentimos unidos a todos los que sin saberlo buscan a Dios, lo anhelan, esperan encontrar un sentido a la vida que colme plenamente su corazón… buscan sin saber qué… Pensemos en tantas personas cercanas a nosotras, a nuestras comunidades, nuestras propias familias, amigos, que viven la solidaridad como modo de vida, que luchan contra la injusticia, buscan explicar la realidad con sinceridad y transparencia para que otros conozcan la verdad, tantas personas que luchan por cumplir con honestidad y esfuerzo las obligaciones de cada día, en su trabajo, en su familia, a pesar de tantas dificultades que se les imponen en el camino.

Lector 1: Traigamos esos “nombres y esos rostros” a nuestra oración, hagámoslos visibles… tomémonos un tiempito para escribirlos, presentárselos al Señor… ellos como nosotras/os, son buscadores de Dios, muchas veces sin saberlo. Dejamos sus nombres a los pies del altar, y nos preparamos para escuchar a Edith, que nos ilumina con sus palabras:

Lector 2: “La obra callada del Espíritu Santo en lo más íntimo del alma hizo de los Patriarcas amigos de Dios…También puede haber hombres que sirven a Dios como instrumentos sin ser conscientes de ello e incluso, en contra de su propia voluntad, eventualmente hombres que no pertenecen ni exterior ni interiormente, a la Iglesia… Cuanto más profundamente esté el alma unida a Dios cuanto más enteramente se haya entregado a su gracia, tanto más fuerte será su influencia en la configuración de la Iglesia” (Edith Stein. Vida escondida y epifanía. Obras Completas, V, Escritos Espirituales, 636)
Lector 1: Reconociendo que la mayor parte de la vida mística permanece oculta, e invisible, sabe Edith que también  en algunos momentos puede algo de todo eso aparecer visible a los hombres. Así pasó con todas las personas y acontecimientos que enmarcan el misterio de la Encarnación, todos ellos vivían con Dios y estaban preparados para la misión que se les encomendaba, aunque aún no se hubiera dado el encuentro transformante. Así llega nuestra Santa a ponernos de ejemplo el camino recorrido por los Magos de Oriente:

Lector 2: “Los Reyes Magos son ante el pesebre los representantes de todos los que buscan de cualquier pueblo o nación. La gracia los había conducido, antes de pertenecer aún a la Iglesia visible. En ellos vivía un deseo puro de alcanzar la Verdad, que no se dejaba contener en las fronteras de las doctrinas y tradiciones particulares. Puesto que Dios es la Verdad y quiere dejarse encontrar por todos aquellos que le buscan de todo corazón, tarde o temprano tenía que iluminar la estrella a esos sabios para indicarles el camino de la Verdad. Y así se presentan ante la   Verdad encarnada, se postran ante ella en profunda adoración y depositan las coronas a sus pies, pues todos los tesoros del mundo no son más que polvo en comparación con ella”( oc, 638)
-           Nos dejamos iluminar y guiar por  la Palabra, Mt 2, 1-2.9-11.

Lector 3:  Jesús nació en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes. Unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Es que vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino. La estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño.  Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría.  Al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre. Entonces se postraron y lo adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra”. Palabra de Dios.

Lector 1: Dejamos que la Palabra resuene en nuestro corazón, que el Espíritu nos siga hablando a través de ella.

Silencio orante…

Lector 1: nos preguntamos nosotros, ¿Qué lugar ocupa en nuestra vida el deseo de encontrar la verdad, y que los otros la encuentren?  Sabemos que para ello tenemos que liberarnos y ayudar a liberarse de prejuicios frente a las personas, las cosas y frente a Dios, para valorar a nuestros hermanos/as con justicia, sin ideas preestablecidas, para manejarnos con libertad frente a las cosas, sin dependencias que esclavizan y nos hacen vivir mediocremente nuestra vida. También frente a Dios, estar dispuestos a  “buscarlo siempre de nuevo”, nos confrontamos en silencio, para ir ofreciéndole a Jesús…“nuestras coronas”, deponerlas a sus pies, ofrecerle lo mejor de nosotros mismos, y también tantas cosas que nos alejan de Dios, que hacen que nuestra mirada no esté fija en Jesús.

Lector 2: Edith reflexiona junto a sus hermanas de comunidad: “También para nosotros los Reyes Magos tienen un significado particular. Aún perteneciendo  ya a la Iglesia visible, percibimos la necesidad interior de superar los límites de las concepciones y costumbres heredadas. Nosotras conocíamos ya a Dios, sin embargo sentíamos que Él quería ser buscado y encontrado de una manera nueva. Por eso nos pusimos en camino y buscamos una estrella que nos indicase el camino recto. Y esta llego a nosotros en la gracia de la Vocación. Nosotros la seguimos y hemos encontrado al Niño Divino” (Ibid)

Lector 1: Pensemos ahora y demos gracias por “esas estrellas que nos guían hasta Jesús”; ¿cuáles son esas señales que en el día a día marcan nuestro camino? ¿nos dejamos guiar por ellas, o simplemente las contemplamos y después seguimos en “nuestras cosas”? ¿estamos atentos a ser luz y guía para otros que buscan al Señor sin saber el camino? ¿qué luces artificiales nos impiden ver la “estrella que nos lleva hasta el Señor”? ¿qué luces falsas encandilan la mirada de nuestro pueblo? ¿qué estamos dispuestos hacer para que otros encuentren la Verdad, la Luz, el camino a Jesús?
-          Nos tomamos unos minutos para reflexionar y compartir…
-          Simbolicemos dibujando una estrella, y en ella coloquemos lo que nos puede guiar hasta Jesús en este momento de nuestra vida, coloquémosla en un lugar visible.

Cantamos: Mi lámpara encendida (Daniel Poli)
Señor, aquí tienes mi lámpara encendida
Enséñame a llevar tu luz por toda la vid
Para que cuando vengas
a mi puerta a golpear
yo pueda... tu rostro contemplar


Lector 2: Después de lo compartido, presentamos nuestras intenciones al Señor:
A cada intención/oración respondemos cantando “Quien busca la verdad, busca a Dios” (Carmela Martinez)

Antifona: “Quien busca la Verdad, quien busca la Verdad, quien busca la Verdad, aunque no lo sepa busca a Dios”

1)      Por nuestros gobernantes, para que el Señor los guíe por el camino del Bien, la Verdad y la Justicia, para que trabajen para hacer efectiva la justicia social que nuestros pueblos necesitan. Oremos.
2)      Por todas las personas que sin saberlo buscan y anhelan a Dios, para que el Señor colme su sed de infinto, atrayéndolas hacia Él, única Verdad y Bien absoluto.
3)      Por todas las personas que en el mundo entero, han dejado entrar la tiniebla en su corazón, que han apagado la luz que les quiere traer el Señor, y se han dejado ganar por el odio, la venganza, la envidia, que también ellos sean capaces de encontrar la estrella que los lleve a Jesús. Oremos.
4)      Por todos los consagrados y consagradas, para que realmente la “gracia de la Vocación” no sólo los lleve hacia Jesús, sino que se dejen conformar con El, hasta alcanzar a vivir en el abandono total en sus manos. Oremos.
5)      Por todos nosotros para que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo hacia la verdad completa, para vivir en la verdad y buscarla en todo lo que hagamos y vivamos. Oremos

Lector 1: Unidas a todos nuestros hermanos y hermanas, decimos: Padre Nuestro…

Lector 2: Inmediatamente después de la muerte del maestro Husserl, Edith escribe a una amiga:
“No tengo preocupación alguna por mi querido Maestro. He estado siempre muy lejos de pensar que la misericordia de Dios se redujese a las fronteras de la Iglesia visible. Dios es la verdad. Quien busca la verdad, busca a Dios, sea de ello consciente o no”.( Edith Stein. Carta 536, 23/3/38. Obras Completas, I, Escritos Autobiográficos y Cartas)

Que esta sea nuestra oración final: invitar a todas las personas a vivir en la verdad, a descubrirla, y que nosotras acompañemos con paciencia y misericordia, a quienes buscan pequeñas verdades, para que puedan encontrarse un día con la Verdad que transforma y da sentido a la vida. Que María Jardinera de virtudes, nos enseñe el camino.

Cantamos: Dios te Salve María




Día 2: Encontrarnos, para encontrarlo y dejarnos transformar por Él.

En este segundo día, vamos a dejar que Edith nos enseñe a buscar la intimidad y la profundidad, para tener una vida auténtica como la suya, como Jesús nos enseñó, a vivir descubriendo el sentido y la profundidad del inmenso regalo que el Señor nos hizo al crearnos, para que también nosotros que hemos encontrado al Señor en nuestras vidas, vivamos realmente desde esa interioridad que descubre el verdadero valor de las cosas y sobre todo de las personas. Escuchemos a nuestra amiga y maestra, que desde siempre estuvo preocupada y ocupada en descubrir qué y para qué el hombre tenía interioridad.

Lector 1: “El hombre está llamado a vivir en su interior y a ser tan dueño de sí mismo como únicamente puede serlo desde allí; sólo desde allí es posible un trato auténticamente humano aún con el mundo; sólo desde allí puede hallar el hombre el lugar que en el mundo le corresponde”( Edith Stein. Ciencia de la Cruz, Obras Completas, T V, 341.)

Lector 2: El encuentro con Cristo, posibilita que la persona viva desde su más profundo centro, o desde el “fondo del alma” como le gustaba decir a Edith. Ella nos pregunta ¿cómo gozar de esa Verdad que hemos encontrado, para que realmente transforme nuestra vida?

Lector 1: La respuesta: la oración, la vida interior, desde donde todo lo que hacemos y vivimos cobra sentido. También en tiempos de Edith, la gente podía malgastar la vida viviendo en superficialidades, que no sólo no le permitían encontrarse con Dios, sino que la persona “se hunde por debajo del escalón animal, su vida deviene  caótica”( Edith Stein. Naturaleza, Libertad y Gracia. Obras Completas III, 73.)

Lector 2: A ella le preocupaba que las personas no vivieran centradas, descubriendo las potencialidades que tienen por ser libres y espirituales. También hoy a nosotras/os, nos tiene que preocupar que tantos hermanos y hermanas nuestros, a veces nosotros mismos, nos quedemos en lo superficial, esperando respuestas y satisfacciones que las cosas, la moda, la tecnología, la droga, el placer,  no nos pueden dar.

Lector 1: Edith descubre en la oración que es vida, que es encuentro, que es trato de amistad, la oración litúrgica católica que la deslumbra, la eucaristía oración por excelencia, el manantial desde donde vivir. Llegar al Fondo del alma no es para el intimismo individualista, al contrario, desde allí podrá orar la vida, las situaciones dramáticas del mundo y de su pueblo. Ella nos invita a todos buscar ese “fondo del alma” con toda la resonancia Teresiano-sanjuanista que tiene, al que define como lugar antropológico, accesible a todo hombre, toda persona que decida recorrer el camino de la interioridad sin necesidad de fe sobrenatural, o gracias místicas. “Fondo del alma”, el lugar desde donde la persona se vive, se comprende, se recoge y finalmente se abre a lo trascendente.( Cfr. Edith Stein. La Estructura de la Persona Humana. Obras Completas IV. )  Si es un “lugar antropológico” es un lugar para todo hombre y toda mujer, el único requisito será saberse y reconocerse persona.

Lector 2: Estas son razones para que también nosotros nos ocupemos por vivir desde el fondo de nuestra alma, para que “el centro más profundo” (San Juan de la Cruz. Llama de Amor viva, 1, 3,11, en Obras Completas, Monte Carmelo, Burgos, 2003, 963) deje de ser un lugar lejano e inaccesible.  Vamos buscar rezar desde nuestro interior, sabernos y sentirnos, libres y espirituales, damos un paso más y decimos habitadas…

Lector 1: Para eso necesitamos “desenchufarnos”, desconectarnos, dejar de estar en línea en tantos medios, para estar en línea con nosotros y después con El. Dejar todo lo que nos impida estar atendiendo al amado, aquello que nos distrae,  y nos hace vivir en la superficialidad, aunque a veces sean cosas muy buenas, pero que por momentos hay que dejarlas…


Escuchamos, y cantamos: Alma buscarte has en Mi (CD Teresa Vida en camino, Carmelitas Descalzas Asociación Nuestra Señora de Luján).

Alma, buscarte has en Mí,
y a Mí buscarme has en ti

De tal suerte pudo amor,
alma, en mí te retratar,
que ningún sabio pintor
supiera con tal primor
tal imagen estampar.

Fuiste por amor criada
hermosa, bella, y así
en mis entrañas pintada,
si te perdieres, mi amada,
Alma, buscarte has en Mí.

Que yo sé que te hallarás
en mi pecho retratada,
y tan al vivo sacada,
que si te ves te holgarás,
viéndote tan bien pintada.

Y si acaso no supieres
dónde me hallarás a Mí,
no andes de aquí para allí,
sino, si hallarme quisieres,
a Mí buscarme has en ti.

Porque tú eres mi aposento,
eres mi casa y morada,
y así llamo en cualquier tiempo,
si hallo en tu pensamiento
estar la puerta cerrada.
Fuera de ti no hay buscarme,
porque para hallarme a Mí,
bastará sólo llamarme,
que a ti iré sin tardarme
y a Mí buscarme has en ti.


Lector 1: En silencio, respirando hondo y tranquilamente, en un lugar que  ayude a recogernos, donde podamos tomar conciencia de nuestro interior, de que no “estamos huecas por dentro”, y tomando conciencia de su Presencia, la que permite que la oración no sea monólogo sino diálogo… nos disponemos…
Empezamos a dejar aquellas cosas que nos distraen… que nos inquietan. Elijamos un signo, que encierre o signifique lo que nos distrae, lo que cada día nos saca de nosotros y nos hace vivir “con las sabandijas y bestias en los cercos del castillo” (Santa Teresa de Jesús. Castillo Interior, I, 1, 6. Monte Carmelo, Burgos, 1998, 637.)

Silencio orante…

Lector 2: Quienes quieran pueden compartir, porque eligieron ese signo, de qué forma los distraen, porqué nos hacen vivir en la superficie… ¿Qué puedo hacer para que esta situación cambie?
Ahora sí… de a poco vamos entrando… a bucear que tenemos, mejor dicho que somos… que hay en nuestro interior. Nos dejamos acompañar por Edith, nuestra maestra. Vamos leyendo, y meditando lentamente cada una de las siguientes frases:

El acceso al mundo del espíritu se abre por la conciencia”.( Patt, Stefhan. El concepto teológico místico de fondo del alma, en la obra de Edith Stein, 98)

La conciencia es una función del alma con la que la persona oye la llamada del deber, la conciencia es la que aprueba o reprueba los actos de la persona, es la que percibe las exigencias para actuar de una determinada manera, y que exige el “libre sometimiento de la libertad”.(EPH, 663)

Por la conciencia la persona se conoce a sí misma, se pregunta porque decidió de esa forma, “descubre su propio rostro y se hace consciente de sí mismo”(PATT, Stephan. El concepto teológico místico de “fondo del alma” en la obra de Edith Stein,120)

 “El alma sólo puede encontrarse a sí misma y encontrar su paz en un reino cuyo señor no la busque por él mismo, sino por ella misma”(Ibid., 77)

“Hay una sola tentación a la que está expuesto el sujeto libre puramente como tal y con independencia de lo que lleve en su alma… es la tentación de asentarse en sí mismo, de convertirse a sí mismo en señor”(Ibid., 81)

“A quien esté enteramente lleno de Dios la tentación no se le puede acercar. En quien esté enteramente lleno de mal no existe base alguna para una decisión en contra”(Edith Stein. Naturaleza....82)

“La gracia para que el alma pueda echar mano de ella libremente, tiene que ser eficaz ya en el alma y para poder ser eficaz tiene que encontrar una morada en ella…El espíritu de la luz, el Espíritu Santo, obra en el alma de la que toma posesión una transformación de sus reacciones naturales.”( Ibid)
El alma que lo acoge se ve llenado por él, y lo conserva en sí aún cuando lo irradie e incluso cuanto más lo irradie más permanece él en ella.(Ibid., 83)

Lo que entra en el alma y sale de la misma queda impregnado por ella. También la gracia es acogida por cada alma a su manera. Su individualidad no es expulsada por el espíritu de la luz, sino que se desposa con él y de ese modo experimenta verdaderamente “un nuevo nacimiento”. Pues el alma solo despliega su modo de ser propio total y puramente en la medida en que permanezca en sí misma.(Ibid., 84)

Sólo cuando está exenta de todo lo exterior y en calma vive con pureza su propia vida” (Ibid)


Lector 1: Edith simplemente nos recuerda, para que lo vivamos, que somos espirituales y libres, que hombre (persona) es quien es dueño de sí, quien está abierto al otro/Otro, capaz de comunicarse, de hacerse cargo de su libertad desde la conciencia, que su alma tiene distintos niveles, y que en el más profundo nivel es donde nos encontramos con nosotros mismos, que luego posibilitará el encuentro con el Señor. Dios no nos pide otra cosa sino que vivamos de acuerdo a la dignidad personal con la que fuimos creados.

Releemos lenta y pausadamente las frases…

Lector 2: Oramos buscando el profundo silencio, que nos permita escucharnos… que nos permita percibir cada movimiento exterior e interior, para ir buscando esa profundidad desde donde Edith nos invita a vivir…
Elijamos dos que sean significativas para este momento de nuestra vida, sea porque estamos tratando de ponerlas en práctica, o porque sabemos que es lo que necesitamos, o porque ni siquiera lo habíamos pensado como algo necesario, para conocernos, para orar y para conocer mejor al Señor.

Lector 1: Cuando experimentemos que lo que sentimos y pensamos fluye “del fondo del alma” compartamos…

Para terminar este primer momento… cantamos y repetimos El alma es de Cristal (RAFAEL Mª LEÓN)
“El alma es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
Palacio real, con inmensas moradas, donde morar,
centro y mitad, está en medio del alma la principal.
En ella pasan las cosas más secretas de Dios y el alma

Es de cristal,  castillo luminoso, perla oriental.
Siempre obligada la oración es la puerta
de las moradas.


Lector 2: Nos disponemos a escuchar la Palabra de Dios que también nos invita a estar dentro… para poder encontrarlo:

Lectura del Libro del Apocalipsis (3, 20-22)
Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.
Palabra de Dios.
Fijando en el Señor nuestra mirada, reconocemos que queremos estar dentro y vivir dentro, hacer silencio para escucharlo, para abrirle, para invitarlo, para mirarlo y que nos mire, sabiendo que el mirar de Dios es amar. Miramos al Amado y le decimos: ¡Ven Señor Jesús!, estamos disponibles para el encuentro, te estamos esperando…

Dejemos que la Palabra resuene en nuestro interior…

Cantamos y oramos el canto “Que mire yo a mi Amado”, de Carmela Martinez…

Que mire yo a mi amado y mi amado a mí.
Que mire yo a mi amado y mi amado a mí.
Que mire yo a mi amado y mi amado a mí.
Que Él mire por mis cosas y yo por las de Él.
Quien pudiese dar a entender la ganancia que
hay de arrojarse en los brazos de nuestro Señor.
Quien pudiese dar a entenderla ganancia que hay
de arrojarnos en los brazos de Nuestro Señor.

Espontáneamente compartamos una palabra, una oración, un gesto con el que podamos alabar al Señor que nos ha creado libres, y nos da la opción de buscarlo, saliendo cada día a nuestro encuentro.

Padre Nuestro….

Hacemos juntos la oración final, pidiendo al Señor que El nos regale comprender el hermoso misterio que es cada persona, y la grandeza a la que todos estamos llamados:
               “El alma tiene el derecho de disponer y decidir de sí misma. Es el gran misterio de la  libertad personal, frente a la cual se detiene el mismo Dios. Él no quiere ejercer su dominio sobre los espíritus creados sino como regalo libre de su amor. Él conoce los pensamientos del corazón, penetra con su mirada los más profundos senos y abismos del alma, a donde su propia mirada no podía llegar, de no ser iluminada con luz especial a propósito. Pero no quiere apoderarse de lo que es propiedad del alma, sin que ella misma consienta en ello. No dejará de poner, sin embargo, todo en juego, a fin de conseguir que el alma entregue libremente la propia voluntad a la voluntad divina como una donación que ella le hace en su amor, y de esta suerte poder conducirla hacia la dichosa unión. Este es el Evangelio que tiene que anunciar Juan de la Cruz y a lo cual sirven todos sus escritos... (Edith Stein. Ciencia de la Cruz, Obras Completas, T V, 342-343)

Cantamos: “Flor del Carmelo”                                                                               



Día 3: “Ofreciéndonos por nuestros hermanos,… somos instrumentos del Señor”

Recursos: noticias periodísticas, imágenes de las noticias de éstos días, de nuestra ciudad/país/mundo.
Velas apagadas, colocadas en el suelo, donde luego se colocarán las imágenes y noticias.

Lector 1: Hoy miramos nuestro mundo, vemos tantas realidades que nos conmueven, nos confrontan, nos dejan sin explicaciones: El terrorismo, el odio, la venganza, la pobreza que excluye y margina, la trata de personas que esclaviza a miles de mujeres y niñas, la inseguridad que nos paraliza, la falta de amor.
A medida que vamos escuchando cada una de las siguientes frases, colocamos las noticias e imágenes de la realidad que nos toca vivir -lo que queremos hacer oración-, al lado de cada vela:
“Dios en su providencia tiene dispuesto no remediar nuestros males ni otorgarnos sus gracias sino mediante la oración, y que por la oración de unos sean salvos otros” (Francisco Palau. Lucha del alma con Dios, Cta.,8. Escritos. Monte Carmelo, Burgos, 1997, 35.)

“Estase ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo… No, hermanas mías, no es hora de tratar con Dios negocios de poca importancia” (Teresa de Jesús. Camino de Perfección, 2,5. Obras Completas, 427. Monte Carmelo, Burgos, 1998.)

“Ofrézcase por ellos a Dios una y mil veces por víctima de propiciación y conjure el Señor que si quiere castigarlos con los castigos que merecen por sus pecados, los descargue todos sobre la cabeza de V. pues también es V. pecadora y española” (Francisco Palau. Lucha del alma…37)

“Cayó Judit rostro en tierra, echó ceniza sobre su cabeza… clamó al Señor…No está en el número tu fuerza, ni tu poder en los valientes, sino que eres el Dios de los humildes, el defensor de los y pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados” (Judit 9,1. 11.)

Una vez que están todas las noticias expuestas al lado de las velas…

Lector 2: ¿qué nos dice Edith? ¿cómo vivió ella los acontecimientos históricos de su época? La persecución nazi contra los judíos crece día a día, Edith lo sabe y se compromete, la vida en el espíritu no es para el individualismo –decíamos ayer-o el gusto personal, sino para darse y donarse como Jesús.
“Querida Madre: Por favor, permítame ofrecerme al Corazón de Jesús como víctima propiciatoria por la paz verdadera: que el poder del Anticristo, si es posible, se derrumbe sin una nueva guerra mundial, y que pueda ser instaurado un nuevo orden de cosas… Sé que no soy nada, pero Jesús lo quiere, y seguramente en estos días llamará a otros muchos para esto” (Edith Stein. Escritos Autobiográficos, Carta 589. Obras Completas I, 1307)
Contemplemos en silencio, nuestra realidad expresada a través de las imágenes y noticias, oremos desde lo más profundo de nuestro ser, por estas realidades que viven nuestros hermanos, especialmente los más perjudicados, y menos protegidos…

Lector 1: Edith es PROFETA, es una mujer de su tiempo, imbuida de la historia, la política y los problemas del tiempo que le tocó vivir. Lo demuestra al hablar sobre la defensa y promoción de la mujer, al exhortar sobre su responsabilidad en la vida del pueblo, los derechos y deberes que debe ejercer en los distintos ámbitos; la defensa e intercesión por su pueblo judío frente al poder del nacionalsocialismo que reinaba en Alemania, y esto en diferentes ámbitos: académico, social y religioso, conociendo que ello podría llevarla a la muerte, pero igualmente hablaba como el profeta que sabe que lo que dice es palabra de Otro y que no puede callar.
Ante la realidad que enfrentaba su pueblo, y la vocación que el Señor le regaló, no tardó en identificarse con la Reina Ester. Dejemos que la Palabra de Dios ilumine nuestra oración, y nos interpele.
Lector 2: Ester,  17k-17n: Por su parte, la reina Ester se refugió en el Señor, presa de mortal angustia. Despojándose de sus magníficos vestidos, se vistió de angustia y duelo. En vez de exquisitos perfumes, echó sobre su cabeza ceniza y suciedad, humilló su cuerpo hasta el extremo, encubrió con sus desordenados cabellos la gozosa belleza de su cuerpo, y suplicó al Señor, Dios de Israel, diciendo: «Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mi ayuda, que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, y mi vida está en peligro. Yo oí desde mi infancia, en mi tribu paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel de entre todos los pueblos, y a nuestros antepasados de entre todos sus mayores, para ser herencia tuya para siempre, cumpliendo en su favor cuanto dijiste. Ahora hemos pecado en tu presencia, nos has entregado a nuestros enemigos, porque hemos honrado a sus dioses.
Palabra de Dios

Lector 1: Ester supo descubrir su fuerza, su valor, su don, se hizo “belleza intercesora” ante el Señor, cuando su pueblo más lo necesitaba. Hoy nuestro pueblo tiene múltiples necesidades, ¿qué hacemos? ¿cómo nos comprometemos? ¿intercedemos sabiendo que a Dios el mundo no se le va de las manos?
Nos dice Teresa Benedicta de la Cruz: “El Señor ha aceptado mi vida por todos. Una y otra vez he de pensar  en la reina Ester, que justamente para esto fue sacada de su pueblo, para interceder por él ante el rey. Yo soy una pobre, impotente y pequeña Ester, pero el rey que me ha elegido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo". (Edith Stein. Carta 566 en Escritos Autobiográficos,. Obras Completas I, 1286.)
A nosotros estas palabras nos cuestionan en la radicalidad de nuestro seguimiento, sabiendo que el martirio es un don, que nadie debe buscarlo, pero que la fidelidad al Señor implica el estar dispuestos a dar la vida.

Lector 2: La solidaridad y el compromiso real con su pueblo, la lleva a darle máximo sentido a su vocación, a ofrecerse al Señor, tal como Pablo recomendaba a los Romanos: “ofrézcanse ustedes mismos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, tal será su culto espiritual”.(Rom 12,1) Resuenan en su vida y en su entrega las palabras de la Carta a los Hebreos, “y aún siendo Hijo, por los padecimientos aprendió la obediencia y llegado a la perfección se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen” (Heb 5, 8-9), el deseo que tuvo al consagrarse de identificarse plenamente con Cristo lo logró, al no reservarse nada para sí, tal como lo hizo Jesús.

Dejemos que Edith nos pregunte hoy a nosotros, como antes lo hizo con sus hermanas de comunidad: “¿Quieres permanecer fiel al crucificado? El mundo está en llamas, la lucha entre Cristo y el anticristo ha comenzado abiertamente, por eso si te decides en favor de Cristo ello puede acarrearte incluso el sacrificio de la vida” (Edith Stein. La Exaltación de la Cruz, Escritos Espirituales, Obras Completas V, 632.)

Dejemos un momento de silencio para que  estas palabras y vidas, nos interpelen, dejemos que el Señor nos transforme por amor, para poder responder a las realidades que nos confrontan con la actitud místico y profética que el mundo necesita. Que respondamos con la voz, oración y si el Señor lo quiere hasta con nuestra vida, aunque nos atemorice el sólo pensarlo.


Cantamos: Amando hasta el extremo
(Maite López)
Déjame, Señor, mirarte bien por dentro,
entrar en tu Corazón y dejarme seducir
y que aumenten mis deseos de querer ser como Tú,
conocerte internamente, amarte y seguirte más,
apostar mi vida junto a ti, déjame verte, Señor,
Amando hasta el extremo, dejándote la piel
entregando las entrañas, tus entrañas de mujer
en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies
en un mirarnos hasta el fondo sin nada que reprochar
y sin nada que pedir, y con tanto para dar.

Yo, el Maestro y el Señor, ya no puedo amaros más,
pues como el Padre me ha amado, así os he amado yo.
Os dejo mi vida entera en este Vino y este Pan,
este Pan que soy yo mismo que me parto y que me doy,
mi deseo es que os améis de corazón,
Yo también os quiero ver,
Amando hasta el extremo, dejándoos la piel,
entregando las entrañas como lo hace una mujer,
en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies,
en un miraros hasta el fondo sin nada que reprochar
y sin nada que pedir y con tanto para dar.

Sí, te doy todo lo que soy para que sigas amando.
La lucha por la justicia entra en esta intimidad,
que se llena de personas y rostros que acariciar,
que me impulsa desde dentro a comprometerme más.
Todos caben en tu Corazón,
quiero seguirte, Señor
Amando hasta el extremo, dejándome la piel,
entregando las entrañas, mis entrañas de mujer,
en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies,
en un mirarlos hasta el fondo sin nada que reprochar
y sin nada que pedir y con tanto para dar.

Al conocer lo que logran las mujeres que se atreven a orar y a comprometer la vida por los demás, preparemos nuestra propia oración, dejándonos interpelar por la realidad actual, por la grandeza del amor de Jesús y por el testimonio de quienes se animaron a vivir la vocación cristiana y religiosa con radicalidad.
Después de leer o expresar nuestra oración encendemos una de las velas que están al lado de la noticias, esa será nuestra luz para este mundo de tinieblas, podemos cantar: Instrumento del Señor, (Carmela Martinez)
Sólo soy, instrumento del Señor,
Sólo soy, instrumento del Señor,
Y quisiera llevar a El a todo el que acude a mi.
Sólo soy, instrumento del Señor,
Sólo soy, instrumento del Señor,
Y quisiera llevar a El a todo el que acude a mi.

-Padre Nuestro….

Oración final: “Así la unión esponsal del alma con Dios es la meta para la cual ha sido creada, comprada con la cruz, realizada en la cruz y con la cruz sellada para toda la eternidad” (Edith Stein. Escritos Espirituales, Ciencia de la Cruz, Obras Completas V, 440.)


Cantamos: Madrecita del Carmen (CD Vida escondida, Carmelitas Descalzas, Asociación Nuestra Señora de Luján)

Madrecita del Carmen, estas vestida de fiesta,
el color de mi tierra de cubre el corazón.
Tierra bendita, tierra sedienta, que con tu presencia
orante la convertís en Misión.

Madrecita del Carmen, intercede por tu pueblo,
no dejés que la injusticia, aplaste nuestro sueño,
reaviva la esperanza, que algo nuevo está naciendo.


Madrecita del Carmen falta el vino de alegría,
échale una mirada a tu hijo Jesús.
No podrá resistirse a tus ojos,
esos que con ternura cobijan nuestro dolor.

Madrecita del Carmen te hiciste canto del Padre,
por tanta maravillas que en tu pobreza obró.
Enseña a nuestro pueblo que es pobre,
a liberar su canto que nadie calle su voz.