1.
Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos líbranos Señor Dios Nuestro.
2.
En el Nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hermanos les invitamos a rezar el
Rosario contemplando algunas llamadas que Dios hizo a sus seguidores y sigamos abriendo las puertas de nuestro
Corazón para poder escuchar al maestro, y descubrir su voluntad y por intercesión de María pidamos que siga
llamando hoy a muchos obreros para su mies, que anuncien el evangelio a todos
los hombres.
3.
Reconocemos humildemente
nuestros pecados y pedimos perdón al señor por nuestras faltas. (Silencio).
4.
Decimos: Acto de Contrición. Pésame.
Cantamos: Junto a ti María
•
En el Primer Misterio
Contemplamos...
•
Rezamos Padre Nuestro, 10 Ave
María, y Gloria.
1)
Primer Misterio Vocacional: “Jesús llama a Cuatro pescadores para que lo sigan”.
Jesús iba
caminando por la orilla del lago de Galilea,
cuando vio a Simón y a su hermano Andrés. Eran pescadores, estaban echando la
red al agua.
Jesús
les dijo: “Síganme, y yo hare que ustedes sean pescadores de hombres”.
Al
momento dejaron sus redes y se fueron con él.
Un
poco más adelante, Jesús vio a Santiago y a su hermano Juan, hijos de Zebedeo,
que estaban en una barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos
dejaron a su padre Zebedeo en la barca con sus ayudantes y se fueron. (Mc 1,
16-20).
Así como ayer, Jesús
camina también hoy en nuestra vida y nos llama por nuestro nombre, invitándonos
a seguirlo con un corazón abierto a su proyecto de amor para con nosotros.
Pidamos la Gracia al señor
para convertirnos en verdaderos pescadores de hombres, y así como sus
discípulos seguirlo sin mirar hacia atrás, desde nuestra condición de jóvenes y
entregarnos confiadamente hacer su voluntad.
Cantamos: “Pescador de hombres”
2)
Segundo
Misterio: “El llamado
de Jeremías”
La
palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
Antes
de formarte en el vientre materno, yo te
conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había
constituido profeta para las naciones”.
Y yo respondí: ¡Ah! Señor! Mira que no sé
hablar, porque soy demasiado joven.
El
Señor me dijo: “No digas: Soy demasiado joven; porque tu iras donde yo te envié
y dirás todo lo que yo te ordene. No temas delante de ellos, porque yo estoy
contigo para librarte -oráculo del Señor-“. (Jr 1, 4-8)
El
amor de Dios es infinitamente poderoso, él desde antes que naciéramos ya nos
conocía y nos había pensado con una misión única e importante.
Hoy
también nos dice: No temas joven, si yo estoy contigo en todo momento, él no
mira ni nuestra edad, ni nuestra capacidad, sino simplemente nuestro corazón y
nuestra disponibilidad.
¿Eres
Consciente de que has venido a este mundo a ser feliz y a cumplir una misión
encomendada por el Padre desde antes que nacieras? O ¿te encierras en tus
miedos, sintiéndote incapaz de ser luz en este mundo para otros tantos jóvenes que
aun no conocen el amor del Padre?
Oremos al Padre por tantos Jóvenes que son
esclavos de los vicios y de lo que ofrece el mundo, para
que abran sus corazones a la Gracia del Espíritu y sepan descubrir lo esencial
de la vida.
Cantamos: Tienes que encender una luz
3)
Tercer
Misterio: “Mira que estoy a tu puerta y llamo”
Yo estoy junto
a la puerta y llamo, si alguien oye mi voz y me abre, entrare en su casa y
cenaremos juntos. (Ap 3, 20).
Jesús constantemente está
tocando nuestra puerta interior, en medio del ruido de nuestras preocupaciones,
nuestras distracciones, o pensamientos vanos, que no nos dejan del todo poder
reconocerlo y escucharlo.
En este encuentro, nos
invita a estar atento y a su voz que habla dentro, y nos invita a dejar de lado
nuestras preocupaciones y entregarlas a él, pero sobre todo, nos invita abrir
nuestra puerta, para quedarnos con él y compartirle nuestros sueños y anhelos
como jóvenes.
Por intercesión de nuestra Madre pidamos al Señor de abrir las puertas de nuestro corazón de par en par
al Amor que sana todas las heridas, que ahuyenta todas las tibiezas, y que nos
hace capaces de ser verdaderos jóvenes cristianos en este mundo con tanta falta
de amor.
Cantamos: 4) “Ábreme la
Puerta”
4)
Cuarto
Misterio: Dialogo de Jesús con Pedro:
Después de comer Jesús dijo
a Simón Pedro: Simón hijo de Juan ¿Me Amas
más que a estos?
Él le respondió: Si, señor,
tu sabes que te quiero”.
Jesús le dijo apacienta mis
ovejas”. Y volvió a preguntarle:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
«Cuida de mis ovejas.»
Por tercera vez Jesús le
preguntó:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
A Pedro le dolió que por
tercera vez Jesús le hubiera preguntado: « ¿Me quieres?»
Así que le dijo:
«Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te
quiero.»
«Apacienta mis ovejas, » le dijo Jesús.
Jesús al preguntar tres
veces a Pedro si lo ama, restaura en él, sus tres negaciones durante el camino al calvario, pero Jesús no es
rencoroso sino que a pesar de sus negaciones y fallas le confía la tarea de
cuidar sus ovejas.
Hoy también Jesús nos
pregunta a cada uno, si le amamos de verdad, él se acerca a nosotros
preguntándonos si estamos dispuestos amarlo con todas sus consecuencias, con
todo lo que implica, dejando de lado nuestros intereses, para asumir la
responsabilidad de cuidar aquello que él nos confía, así como a Pedro.
También nos propone a entrar
en su Corazón infinito de Amor y cobijarnos bajo su misericordia, él que conoce
todo lo que hay en nosotros hasta lo más insignificante, todas nuestras
miserias y todo lo que nos impide ser verdaderos testigos suyos, nos sigue
animando a dejarnos amar por él y ser instrumento suyo, con nuestros hermanos.
Oremos al Padre para abrir
nuestro corazón a su misericordia infinita y así expresar como Pedro «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te
quiero.».
Cantamos:
“Todo en mi cobra sentido por tu Amor”
5)
Quinto
Misterio: el joven rico
Se ponía ya [Jesús] en camino cuando uno corrió a su
encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué he
de hacer para tener en herencia vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Por
qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos:
No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas
injusto, honra a tu padre y a tu madre." El, entonces, le dijo:
"Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud." Jesús, fijando
en él su mirada, le amó y le dijo: "Una cosa te falta: anda, cuanto tienes
véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y
sígueme." Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido,
porque tenía muchos bienes. (Mc 10, 17-22).
Fijando en él su mirada lo Amo, hoy también él se detiene y fija su mirada en
cada uno, si le preguntamos de verdad cual es su voluntad para con nuestra
vida, él nos respondería con Amor.
Es el momento, de preguntarnos sobre el sentido
auténtico de la existencia: “¿Quién soy? ¿Hay algo que me falta?”, ¿Qué riquezas
me atan y no me dejan avanzar en al camino del señor?
La tristeza que
siente el joven rico del Evangelio es la que nace del corazón de cada uno
cuando no se tiene el valor de seguir a Cristo, de realizar la elección
correcta. ¡Pero nunca es demasiado tarde para responderle!
Jesús siempre está atento y nos busca insaciablemente, toca nuestra
puerta y desea que confiemos él, poniendo al servicio nuestras cualidades, energías, sueños, esperanza y
hasta nuestra propia edad que es una gran riqueza, para los demás, para la
Iglesia y para el mundo.
Seamos valientes y
preguntemos al maestro: ¿Qué tengo que hacer, para que mi vida tenga pleno
valor y pleno sentido?"
Oración: María, madre nuestra, te confiamos todos los niños, jóvenes
y familias del mundo entero, para que se animen a
seguirlo a Jesús, y sepan unirse en su Amor y
compartir el gozo de Cristo resucitado que vive en medio de nuestro pueblo y pidamos la Gracia al señor, de morir a nosotros mismos, para así
proclamar un día como San Pablo "Ya no soy yo quien
vive, sino es Cristo quien Vive en Mi".
Cantamos: “Canción del Si”
Ángelus.
Oración por las vocaciones:
Señor Dios,
Padre Celestial, Tu Hijo Jesucristo nos dijo: "La mies es abundante, pero
los obreros pocos. Pedid al dueño de la mies que envíe obreros a su mies".
Animados por estas enseñanzas, te pedimos que envíes a tu Iglesia, numerosas y
santas vocaciones para el sacerdocio, a la vida religiosa y al apostolado
laical. Consérvales fieles en su ministerio hasta el fin; y concédeles, por tu
Espíritu Santo, un gran amor a Dios y a los hermanos, para que en su ministerio
y en su vida busquen solamente tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
SALVE