lunes, 7 de noviembre de 2011

ENCUENTRO DE ORACIÓN PALAUTIANA (Espíritu Santo)

Ambientación: Según el lugar y las posibilidades se preparará un signo, con el cuadro del Padre Palau, alguna alusión a las presencias en el mundo, el escudo del Carmelo o lo que la creatividad les sugiera.

Introducción
Proponernos rezar con Francisco Palau es tratar de entrar en sintonía con su estilo, con su dinámica, con su silencio. Es procurar adentrarse en el corazón de este misionero –contemplativo que supo hacer en su vida la síntesis de Marta y María y que quiso que sus hijas también lo lográramos.

Pero… ¿qué priorizó en su vida Francisco Palau? Sin duda la energía para la acción, la fuerza que lo movilizó, que lo puso en marcha para enseñar, para anunciar, para evangelizar, nacía, - como lo fue en el caso del Maestro – de sus largos ratos de oración.

Pero el mismo Jesús nos enseña que nadie puede llamar a Dios “Padre” si no es movido por el Espíritu Santo. Por eso, comenzamos este espacio de oración invocando la presencia de Aquél cuya misión es animar a esta Iglesia, que fue la pasión del Padre Palau.
Canto: Ven Espíritu de Dios  (u otra invocación al E. S)

¿Qué significado tiene el Espíritu Santo en la vida de Francisco Palau?
De las palabras que escribía a su dirigida podemos conocer la importancia que le atribuía en su
vida:
·        “Obre con libertad cuanto el Espíritu le inspire”
·        “El día 4 volveré y será para los cargos y obligaciones que tengo, para las reglas y direcciones. En ellos te escribiré lo que me inspire el Espíritu que preside y asiste a esta soledad para bien tuyo individual y de tus compañeras y para la gloria de Dios. Nada te digo sobre lo demás porque necesito consultar al Señor.

Obre con libertad cuanto el Espíritu le inspire”. Tratemos de interiorizar la frase. En el silencio dejemos actuar al Espíritu. “Con libertad”, sin miedos, sin ataduras, sin dependencias. “Obre”, actúe, actuemos caminemos, avancemos, asumamos riesgos, expongámonos, comprometámonos, impliquémonos, involucrémonos.” Cuanto el espíritu le inspire”. “cuanto”, todo, no lo que nos resulta más fácil, no sólo lo más cómodo, no lo que nos sale mejor: todo lo que el Espíritu nos inspire. “Lo que el Espíritu nos inspire”. Asegurémonos de que no sean nuestras propias inspiraciones, ni las de los que nos rodean. Dejemos actuar al Espíritu.

Momento de silencio: Trasladamos la frase a la vida de Francisco Palau y veamos de qué manera la hizo realidad. (Dejamos una pausa entre una pregunta y otra)
·        ¿Obró?
·        ¿Con libertad?
·        ¿Cuanto el Espíritu le Inspiraba?
Trasladamos la misma pregunta a nuestra propia vida.
·        ¿Obro?
·        ¿Obramos comunitariamente?
·        ¿Con libertad?
·        ¿Cuanto el Espíritu nos inspira?
Canto: “Ruah” (u otro)

La preparación para la oración en Francisco Palau
Carta 42, Nº 1: “Al entrar en la oración, por preparación debe servirte un acto de unión. Este acto es cosa muy simple y sencilla. Es querer lo que Dios quiere y no querer lo que no quiere; es abrirle el corazón y ofrecerse a cuanto exija y disponga de ti. Esta unión supone e incluye los actos de fe, esperanza y caridad y como ya hace muchos años que te has estado ejercitando en ellos, estos actos quedan impresos y se renuevan habitual e implícitamente en el acto simple y sencillo de amor o de unión. Si esta unión es combatida, se renuevan estos actos, pero si no hay ataques directos, se hacen virtual e implícitamente en el acto referido de unión. Dije que es cosa muy simple y sencilla, porque como esta unión se hace sentir en cierta conformidad de semejanza entre el alma y Dios, basta el presentarse a Dios. Es, como ya he dicho, querer sencillamente lo que Dios quiere.”
Jesús nos lo ha enseñado:
-         “cuando Uds. oren digan…hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”

-        “Si es posible que pase de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”

-        “Mi comida es hacer la voluntad de mi Padre”
Todos los santos nos han transmitido la misma enseñanza con diferentes palabras. La perfección, la santidad consiste en hacer la voluntad de Dios. Voluntad que no siempre coincide con la nuestra. Voluntad que a veces es totalmente opuesta a la nuestra. Voluntad de Dios que sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. Voluntad de Dios que nos ama. Nos ama siempre con amor de Padre, aún cuando nos haga sufrir.
Podemos volver a leer lentamente el texto de la carta 42 y meditar:
·        ¿Cómo es nuestra preparación para la oración?

·        No nos está ganando la agitación, la dispersión?
El Padre Francisco le proponía a Juana comenzar con un acto de unión que implicaba un acto de fe, de esperanza y de caridad.
Aprovechemos este momento para renovar nosotras también nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.
Es una buena oportunidad para traer a la memoria la fórmula con la cual nos consagramos en el Carmelo Misionero:
“Me doy a Ti, Señor, en todo lo que soy, con todo lo que tengo y quiero, con cuanto puedo tener y querer. Tal cual soy, así me doy a ti; hazme tú, casta, pobre, obediente, santa y lo seré”

Momento de silencio:
 Dispongámonos a interiorizar:
·        “Querer lo que Dios quiere y no querer lo que no quiere”

·        “Hágase tu voluntad”

·        Hagamos presente a María: “Soy la servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra”
Canto: Yo te doy lo que soy (Brotes de Olivo)

El amor se aprecia en las obras:
Carta 41, 2: “Esa unión se consolida en el amor de los prójimos. Cuida de mí y yo cuidaré de ti. Jesús crucificado en su cuerpo moral es el objeto de toda la solicitud y cuidado del alma. Pues bien, en la oración mira se en ti hay acuerdo entre Dios y tu alma. Visto este acuerdo, descuidada de ti misma  pasa a meditar las llagas del cuerpo moral de Jesús, y ofrécete como víctima para cuanto quiera y exija de ti, y en esos ejercicios pasa la oración.”
“Mírale en este cuerpo que es su Iglesia, llagado y crucificado, indigente, perseguido, despreciado y burlado. Y bajo esta consideración, ofrécete a cuidarle y prestarle aquellos servicios que estén en tu mano(carta 42,2)
Integramos a la oración las necesidades de nuestro mundo. De la manera que consideren más conveniente aportamos noticias. (un power point, dar una hoja en blanco para que escriban lo que los ha impactado últimamente, proporcionar recortes, etc)
Este es el momento en que actúa Marta. Ella no puede permanecer quieta ante las necesidades del mundo. Nosotras hemos permanecido con María a los pies del Maestro, ahora como Él nos toca salir al encuentro de los hermanos, de los que sufren: “Vayan yo los envío”
También las Carmelitas Misioneras hemos recibido este mandato, que el padre Fundador lo expresara en la frase: “Iré donde la gloria de Dios me llame”
Acercamos al signo que preside la celebración las realidades de nuestro mundo por las cuales queremos rezar.
Cantamos: Tú sabes oh, Iglesia santa.(CD “Brisa”)
Podemos hacer resonancia de la letra de la canción o bien formular peticiones a manera de oración universal, según las noticias colocadas en el signo.

Misioneras, aquí y más allá de las fronteras.
La celebración de los 200 años del nacimiento de nuestro Fundador, nos une a todas las carmelitas misioneras dispersas por el mundo, en una única alegría, en una única acción de gracias, en un solo abrazo.
Hacemos una breve relación de la presencia de nuestras hermanas en cada uno de los continentes. Colocamos un signo típico del lugar.
Cantamos: “Más allá de las fronteras”

 La pasión de Francisco Palau, es la nuestra: La Iglesia
“Oprimido por el peso de mi propia miseria, iba por el monte solo. Y la llamé: amada mía, Esposa mía, oh la más bella de las vírgenes, ¿dónde estás? Ven y no tardes, porque necesito de tu presencia. Por la noche vino, pero tan disfrazada que no la conocí; me habló, y no la vi; me dijo lo que me interesaba para su gloria, pero yo no advertí fuese ella. Se fue, me puse en oración y la volví a llamar. Pasaba por delante de mi cueva en Santa Cruz, y de dentro salió una voz dulce y sonora; y era la voz de la belleza que buscaba. “Yo estoy aquí”, me dijo. ¡Oh, qué dicha la mía!

-        Hermosa mía! – contesté  - ¿tú aquí? Feliz, ya lo tengo todo en ti…

-        Esposa mía, oh Iglesia santa, congregación de todos los santos unida a Cristo tu cabeza, Virgen Pura, bella y hermosa, ¿cómo puedes agradarte y complacerte en cosa tan vil? Soy cosa tuya, abre tus brazos, corta mi vida, y recibe en tu casa entre tus brazos a este miserable pecador.” (Mis Relaciones)  

El amor de Francisco Palau por la Iglesia vista como Esposa, no le hace perder de vista los sufrimientos de la Iglesia como cuerpo Místico. El amó la Iglesia, pura, bella, imagen de la Amada. Pero también la Iglesia concreta de España que sufría persecuciones, atropellos, divisiones, incomprensiones, corrupción.
En unos instantes pensamos en nuestra Iglesia Universal, en este siglo XXI, en nuestras iglesias locales, en nuestras parroquias.
Podemos realizar oraciones espontáneas.
Canto final: “El corazón se llena de lo que ama” ( CD “Brisa”)
Que el Señor siga bendiciendo la familia del Carmelo Misionero, lo pedimos por intercesión de nuestro Padre Fundador.
Oración al Beato Francisco Palau.

Padrenuestro