lunes, 26 de septiembre de 2011

5º día de Novena a Santa Teresita: “Jesús Vive en la Eucaristía”

Evangelio según San Juan (6,31-35)
En aquella oportunidad le preguntaron a Jesús: -¿qué señal puedes ofrecernos para que, al verla te creamos? ¿Cuál es tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la escritura: “Les dio a comer pan del cielo”.
Jesús les respondió: -Les aseguro que no fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. El pan de Dios viene del cielo y da la vida al mundo.
Entonces le dijeron: - Señor, danos siempre de ese pan.
Jesús les contestó: -Yo soy el Pan de vida. El que viene a mi no volverá a tener hambre; el que cree  en mi nunca tendrá sed.

Iluminación de Santa Teresita:
“Mi primera comunión será siempre para mi un recuerdo sin nubes. Aunque hacía tiempo que pensaba en mi primera comunión, era necesario dar a mi alma nuevo impulso y llenarla de flores frescas...Cada día, pues hacía numerosos sacrificios y actos de amor a Dios, que se transformaban en otras tantas flores; tan pronto eran violetas, como rosas, ya margaritas; en resumen: todas las flores de la naturaleza debían formar en mi corazón la cuna para Jesús.

 
¡Por fin amaneció para mi el día más hermosos de mi vida! Los detalles más mínimos de aquellas horas celestiales dejaron en mi alma indeleble recuerdo... ¡Qué dulce fue el primer beso de Jesús en mi alma! ¡Sí, fue un beso de amor! Me sentía amada y repetía a mi vez: “Te amo, me entrego a Vos para siempre! Jesús no me pidió nada, no exigió de mi ningún sacrificio. Hacía tiempo que Él y Teresita se habían mirado y comprendido; aquel día, no pudo llamarse nuestro encuentro simple mirada, sino verdadera fusión. Ya no éramos dos: Teresita había desaparecido, como la gota de agua que desaparece en el océano: solo quedaba Jesús, como Dueño y como Rey. Me repetía sin cesar las Palabras del apóstol Pablo: “No soy yo quien vivo, es Cristo quien vive en mi”

Fragmento de una poesía:
Un día Jesús-Hostia,
De mi vida en la alegre
primavera,
buscando esposa andaba
cuando llamó a mi puerta.
Le abrí mi corazón; Él se
entró dentro,
y no ha vuelto a salir
desde esa fecha;
desde el hermoso día
 de mi dulce comunión primera...

                                                                                                   
Para reflexionar y compartir:
  •       ¿Cuál es el lugar que ocupa la Eucaristía en tu vida?
  •       ¿Cómo participas en la mesa eucarística?
  •      ¿Vives verdaderamente ese momento como un tiempo en el que Dios se queda en la pequeña casa de tu alma?
  •       ¿Piensas en decirle a Jesús como San Pablo y Teresita: “No soy yo quién vive, es Cristo quién vive en mi?
  •       ¿la participación en la Eucaristía va cambiando mi vida? ¿De qué manera?