domingo, 5 de diciembre de 2010

Segundo día



Oración preparatoria:

“Señor, llama de amor ardiente,
tú que enseñaste secretamente tus misterios
a San Juan de la Cruz, permítenos que su ejemplo
e intercesión alimenten nuestro camino de oración,
y concédenos la gracia de servirte con fidelidad,
a través de todos nuestros pensamientos,
palabras y acciones”. Amén.

San Juan de la Cruz nos dice…

“Es más precioso delante de Dios y del alma un poquito de amor puro a Dios y más provecho hace a la Iglesia, aunque parece que no hace nada, que todas esas otras obras y ejercicios exteriores juntos, aunque sean de gran servicio a Dios…” (Cant. Esp.)

Iluminación: (Lc. 10, 38-42)

“Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo. Una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras. Marta, ocupada en los quehaceres de la casa dijo a Jesús:
-Maestro, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en los quehaceres? Dile que me ayude.
El Señor respondió:
-Marta, Marta, te preocupas y te inquietas por muchas cosas, cuando una sola es necesaria. María escogió la mejor parte, la que no le será quitada.

Silencio, oración personal.
Rezamos: Padre Nuestro; Ave María; Gloria…

Oración final:

“Señor, Dios nuestro, que hiciste de San Juan de la Cruz, nuestro padre, un modelo de abnegación evangélica y un perfecto amador de Cristo crucificado, concédenos que, siguiendo su ejemplo y su doctrina, lleguemos hasta la contemplación eterna de tu gloria”. Amén