Isabel tiene una predilección por buscar a Dios en
sí misma. Hacía del “santuario interior”, del “templo”, o del “abismo”,
“centro” de su alma, se siente y se sabe “casa de Dios”, Dios está “en el
fondo” nuestro, en nuestra “celda interior”, en “la celda del corazón”, en el
“cielo de nuestra alma”.
Canto
sugerencia: “Déjate amar”
Reflexión:
"Pacificad mi alma, haced de ella vuestro
cielo, vuestra morada amada y el lugar de vuestro descanso. Que nunca os deje
solo, sino que permanezca totalmente con Vos, vigilante en mi fe…”(N I 15).
Buscando a Dios en sí misma, se sabe al mismo
tiempo asumido por el mismo Dios. En su oración pide “no salir jamás de Vos”,
“perderse en su inmensidad”, “sumergirse en los Tres, a los que pide
“sumergirse en ella”. La Trinidad, ved aquí nuestra morada, la casa paterna de
la que nunca debemos salir (CF 2).
(Silencio)
Iluminación
bíblica: Juan 14,23
Música:
“Encuentro de amor”
Meditación:
(sugerencia leer detenidamente dejando
espacios de silencio y de fondo música - Tuya soy - instrumental)
Es necesario aprender (o re-aprender) a vivir en la
presencia de Dios.
"Recógete interiormente en su presencia” (L.
e. 260),
“Recógete de tiempo en tiempo” (L. 302),
“Dime si progresas en el camino del recogimiento
interior respecto a la presencia de Dios” (L. e. 255).
“Piensa algunas veces, durante el día, en Aquel que
vive en ti, que tiene tanta sed de ser amado” (L. e. 88),
“Es necesario que te construyas, como yo, una
celdita dentro de tu alma: piensa que el buen Dios está allí y entra en ella de
vez en cuando” (L. 123).
Oración a
Sor Isabel:
Oh Dios, rico en misericordia, que descubriste a
la Beata Isabel de la Trinidad el
misterio de tu presencia secreta en el
alma del justo e hiciste de ella una adoradora en espíritu y verdad,
concédenos, por su intercesión, que también nosotros, permaneciendo en el amor
de Cristo. Merezcamos ser transformados
en templos del Espíritu Santo del Amor, para alabanza de tu gloria, por nuestro
Señor Jesucristo.